domingo, 19 de febrero de 2012

Columna El Nuevo Siglo Febrero 17 de 2012

Máquinas de muerte
Muchas personas que se relacionan a diario con grupos de jóvenes, ven con creciente preocupación la manera cómo un significativo porcentaje de ellos viven cada vez más sustraídos de la realidad y además con una manifiesta indiferencia por el contexto histórico global. No cuestionan, no controvierten, no investigan y no van mucho más allá de sus propias narices. En ese sentido pareciera ser fábula o historia de ficción aquello que llamamos la Memoria Histórica sobre acontecimientos mundiales que de una u otra manera nos han cicatrizado como colectividad.
Una clara muestra es aquella foto tomada en Afganistán en 2010, donde un grupo de marines estadounidenses posa frente a una bandera de su país pegada a otra con las siglas SS. Ellos, presuntamente desconociendo el trasfondo real de esas odiosas letras juntas, pusieron la imagen en un blog y con ello la semana pasada dieron pie a un escándalo internacional de marca mayor.
Estos diez jóvenes, bonitos, bien uniformados, debidamente alimentados y armados hasta los dientes, afirman que no tenían idea del pasado macabro que evocan las SS diagramada en forma de rayos, y que simplemente pensaban que se refería a un grupúsculo dedicado a maniobras militares denominado Sniper Scouts.
Los jóvenes militares no serán procesados penalmente por el hecho según anunciaron portavoces de la Marina, porque “fue un error inocente”, y seguramente sí lo fue. Tristemente es un error que radica en una ignorancia suprema acerca de lo que fue la Schutzstaffe en el contexto histórico del Holocausto y los millones de seres humanos inocentes muertos que la siniestra organización carga encima. Es un error que debe obligar al sistema educativo de EE.UU. a hacerse serios cuestionamientos sobre la profundidad y la calidad en los conocimientos que imparten. De igual manera debe cuestionarse la ligereza con la cual fue abordado el tema en el interior de la Fuerzas Armadas y la manera como justificaron el hecho, porque evidencia que los jóvenes que se enlistan están lejos del mundo real, desconocen que todas las sociedades estamos entretejidas y que esa demencial barbarie de hace tan solo 70 años es algo que todavía nos afecta.
Quienes más debieran estar sensibilizados sobre las razones de las grandes guerras mundiales son las personas que empuñan armas y combaten desde la legalidad. Son eventos que nos dejaron huellas indelebles y el conocimiento a fondo de sus razones, sus actores, sus procedimientos y sus consecuencias son indispensables para evitar el riesgo de convertirse de nuevo en simples máquinas de la muerte.

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