ANTHONY Weiner, hasta hace dos semanas representante demócrata en el Congreso de EE.UU., se vio en la obligación de dimitir a su cargo por enviar a través de twitter a una mujer de 21 años unas fotos presuntamente sórdidas de sus partes íntimas. La realidad es que la imagen era de él en ropa interior y el circo mediático sobredimensionó el tema llevándonos a todos a creer que eran más explícitas. Francamente poco difieren de las fotos de los futbolistas Cristiano Ronaldo y David Beckham en avisos publicitarios.
Weiner admitió también haber tenido 6 relaciones virtuales en los últimos 3 años, una de ellas con Meagan Broussard con quien tuvo solo una conversación telefónica luego de enviar por Facebook una foto de su torso y una serie de mensajes con contenido sexual. Broussard afirmó que ¨eso para nada fue una relación, simplemente un coqueteo entre dos personas que consideraban que el otro estaba caliente¨, agregó además que no consideraba que Weiner debía renunciar porque simplemente era ¨un hombre con líos, tal y como lo somos todos¨. Es de anotar que en una encuesta el 56% de sus constituyentes consultados no creían que el representante que habían elegido debía retirarse, el 33% sí lo esperaba y al restante porcentaje el tema los tenía sin cuidado. Su esposa dijo a sus allegados que haría todo lo posible por salvar su matrimonio.
La reacción en torno del hecho fue desmedida porque el sexteo es una práctica cada vez más común entre adultos jóvenes que quieren de alguna manera expresar su sexualidad y lo hacen por medios virtuales con quien sea receptivo. En segundo lugar, no es equiparable el intento de seducción virtual de Weiner, a un primario abuso físico y sicológico como el de Dominique Strauss Kahn, ex director del FMI contra una mucama de hotel.
Indudablemente algo del ancestral puritanismo de los estadounidenses salió a relucir en el caso de Weiner y al desconocer que -al menos hasta el momento- no existen pruebas de agresión sexual a mujer alguna, no hay menores involucradas y tampoco hay desvío de recursos públicos para este flirteo, se transgredió su vida personal al volverla completamente pública.
Ahora, eso no quiere decir que Weiner no mereciera su suerte, pero por mentir. Al afirmar alarmado ante los medios que su cuenta había sido hackeada y la foto había sido manipulada, selló su destino. Le faltó cálculo político y mucha inteligencia, porque admitir sus mal manejados jugueteos virtuales habría terminado de entrada con el escarnio público.
@CarlinaToledoP
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