viernes, 25 de noviembre de 2011

Columna en El Pais Noviembre 25 de 2011

Con pie derecho

Casi desde el momento mismo de su elección, Rodrigo Guerrero estableció una nutrida comisión de empalme para cada una de las secretarías y dependencias de la Administración Municipal. Si se revisa el listado es evidente que el Alcalde electo logró constituir una sana mezcla entre representantes del sector privado expertos en cada uno de los temas, y personas que han trabajado desde lo público y que de una u otra manera han mostrado las competencias apropiadas o el conocimiento del tejemaneje político de la ciudad, lo cual es también importante.
Esta comisión de empalme conformada por 155 personas y cuyo coordinador general ha sido Esteban Piedrahíta (ex director de Planeación Nacional durante el gobierno pasado) analiza lo desarrollado en el cuatrienio de Jorge Iván Ospina en términos de hacienda, planeación, infraestructura, movilidad y tránsito, educación, salud, bienestar social, cultura y turismo, jurídico, deporte y recreación, gobierno, comunicaciones, desarrollo regional y competitividad. También se analizan dependencias como el Metrocali, Dagma, Emru, Girasol y por supuesto Servicios Públicos.
En el transcurso del pasado miércoles cada una de las comisiones presentó a Guerrero su informe y diagnóstico y en una reunión futura que se llevará a cabo posiblemente la próxima semana, se plantearán las debidas recomendaciones, lo cual complementará la hoja de ruta trazada en su programa por el alcalde electo.
Evidentemente al tener un asomo de plan para cada dependencia, ya se ventilan los nombres de quiénes serán los responsables de ejecutarlo desde cada una de las secretarías. En la edición de ayer de este diario se da por hecho que Esteban Piedrahíta estará en Planeación, Mauricio Cabrera en Hacienda y la Secretaría General será ocupada por Jaime Otoya. Los cuales serían todos unos aciertos.
En algunos corrillos se habla de un gran grupo de posibles candidatos jóvenes a estos cargos, unos de los cuales se encuentran ya en Cali, y otros quienes están radicados por fuera de la ciudad o del país ya que allí han llevado a cabo sus estudios superiores y hoy desempeñan cargos en empresas de mucha reputación. Este retorno de una generación de cerebros fugados, no sólo inyectaría a la administración de Guerrero la tan necesaria sangre joven, sino que seguramente le contribuirá una dinámica mucho más ágil y ejecutiva de lo que suele ser la administración pública tradicional. Adicionalmente considero que mandaría un mensaje muy positivo de confianza en lo público y de la necesidad de comprometerse con ello, a otras tantas personas que han sido parte de la diáspora de caleños y vallecaucanos hastiados o temerosos de vivir en esta comarca.
Algunos arguyen que el desconocimiento de las intríngulis de lo público y de la lentitud de marcha de maquinarias como las del Concejo, puede llevar a que el periodo de ajuste de algunos de los nuevos secretarios sea más largo de lo debido. Yo claramente difiero, porque todo nuevo cargo tiene su periodo de ajuste y en la medida en que se conformen equipos de trabajo mixto (público-privado) como lo han hecho con la comisión de empalme, no debieran presentarse más tropiezos de lo normal.
Ciertamente esto es lo que hemos venido anhelando y recomendando. De ese posible grupo de jóvenes locales y aquellos que retornen, seguramente saldrán varios con buenas perspectivas y deseos por desarrollarse en lo público. Yo por mi parte celebro este arranque con pie derecho.

Columna en El Nuevo Siglo Noviembre 25 de 2011

Que no sea puro show

Resulta  insólito que en Colombia, un país alineado con los ocho Objetivos del Milenio (ODM) de Naciones Unidas y que promueve el programa De Cero a Siempre para la atención a la primera infancia, se estén cerrando los servicios pediátricos en hospitales por física falta de recursos, además de la indolencia de todos y cada uno de nosotros.
El cuarto ODM busca reducir en dos terceras partes la mortalidad de niños menores de 5 años antes de 2015 y entre los indicadores para que los países midan su gestión al respecto se encuentran por supuesto la atención médica primaria, además de planes de vacunación y lucha contra la malnutrición. Como es sabido, alrededor del mundo las causas principales de mortalidad infantil están relacionadas con fallas severas en la alimentación, en servicios básicos como agua y sanidad, y ojo: ¡falta de acceso a servicios primarios de salud!
Como si no bastara nacer en hogares en los cuales 50% de los niños son indeseados y por ende criados en su gran mayoría en ambientes hostiles y violentos, ahora miles de ellos ni siquiera tienen garantizada una cama en un hospital, un analgésico para aliviar el dolor, un yeso para un hueso roto, y mucho menos una cara amable de un profesional de la salud que les asegure que todo va a estar bien.
Desde febrero, cuando el presidente Santos lanzó con bombos y platillos el programa De Cero a Siempre para la atención integral a la primera infancia, se vislumbró una luz de esperanza para esta franja de la población colombiana que había sido pasada por alto y que, aun habiendo un Instituto supuestamente dedicado a su bienestar, estaba virtualmente desatendida.
Al definir este sector como prioritario para el desarrollo del país, el Presidente anunció una inversión de 5,6 billones de pesos en la atención de 1.2 millones de niños entre 0 y 5 años. En su discurso invitó a “cada gobernante, cada maestra, cada padre o madre de familia, cada profesional de la salud” para asumir la responsabilidad compartida en el compromiso con la primera infancia.
Personalmente he fincado grandes esperanzas en el programa gubernamental porque la primera infancia ha sido siempre de mi mayor interés. Por eso no quisiera pensar que pudiese haber algo de show detrás de todas esas lindas palabras y de la adhesión a los ODM. Esperaría yo que el Gobierno de verdad asuma el compromiso de atención integral y mueva cielo y tierra para que todos los servicios pediátricos cerrados asuman de nuevo sus funciones.

Columna en Kien&ke de Noviembre 24/2011

¿Autonomía o vagabundería?

Algo está mal concebido en Colombia con el tema de los derechos de las minorías étnicas y en particular la autonomía de las comunidades y tribus indígenas. Evidentemente es mucho lo que se ha avanzado a su favor en este país feudal y centralista, lo cual amerita un fuerte aplauso y debe ser además motivo de orgullo para nosotros como Nación.
No obstante, ellos como parte integral de esta sociedad, tienen también una serie de deberes y eso a mi manera de ver es lo que no está para nada claro. En algunas comunidades no se ha comprendido que garantizar el respeto a los derechos humanos es una cuestión de doble vía y que si pretenden que sus autonomías sean respetadas, deben también respetar hacia adentro y particularmente, a sus mujeres y niños.
Claramente hay un abierto desmadre en la violencia y maltrato a estos dos sectores poblacionales en algunas áreas indígenas, lo cual se constituye ni más ni menos en un abuso de su autonomía. Es claro que por su condición de minorías las relaciones sociales no tienen por qué cambiar y que hay unos ordenamientos internacionales que las rigen y a las cuales es menester que se acojan. Evidentemente los derechos de mujeres y niños no varían según la ubicuidad de los individuos.
De manera que en ninguna comunidad o tribu un hombre debe poder violar niños o niñas, punto. Mucho menos salirse con la suya recibiendo de los consejos de los cabildos unos cuantos latigazos (si es que eso efectivamente sucede), como es el caso recurrente en algunas áreas del suroccidente.  Un agravante adicional es que cuando las madres de las víctimas salen a denunciar a los victimarios en comisarías de familia o fiscalías locales, como lo hicieron algunas recientemente en Caldono (Cauca), las autoridades indígenas anuncian que van a ser castigadas físicamente por no ventilar los trapos sucios en casa.
A todas luces recibir unos cuantos latigazos no es precisamente el castigo que un violador se merece y cualquier líder indígena que quiera garantizar la sostenibilidad de su comunidad debe estar consciente de la necesidad de enrutarse en el camino de ley colombiana y definir las sanciones acorde con la justicia ordinaria. De lo contrario, la extinción de los suyos no se deberá a factores externos, sino a la misma implosión en sus feudos.
Si migramos lo que se refiere a derechos de mujeres en las comunidades indígenas, claramente hay una serie de factores que al igual que a los niños, las ubican en un grado de vulnerabilidad extrema: condiciones de salubridad, morbilidad, mortalidad, educación y claro, violencia.
Desde hace unos días Manuel Teodoro ha estado muy activo en twitter por la exhibición en la Plaza de Bolívar de Bogotá de la escultura de una niña de la tribu embera. Teodoro twiteó el pasado 19 de Noviembre: “Bonita escultura de niña indígena embera en Plaza Bolívar-recordemos- esta es tribu que le corta y le quitan los clitoris de todas las niñas”. Comenzó al anochecer de ese sábado un álgido e interesante debate en torno al tema. La conclusión: tendremos en diciembre la retransmisión de un programa de Séptimo Día sobre la ablación en la tribu embera, el cual fue divulgado hace ya dos años. Infortunadamente, nada ha cambiado.
Teodoro también quiere crear en Facebook una página para que las personas manifiesten allí sus posiciones frente a los límites de la autonomía indígena y como, aunque en el resto del mundo esta tradición de los embera ha causado alarma, aquí nada sucede al respecto.
El Estado no puede seguir mirando de soslayo mientras en algunas comunidades se abusa y maltrata a mujeres y niños indígenas. Que busque preservar sus culturas es una cosa, pero ¿quién dijo que es cultura estar violentando y mutilando a su propia gente? La autonomía de esas poblaciones tiene que tener un límite y este es el mismo que demarca la ley colombiana sobre delitos que cometa cualquier ciudadano de color, raza o creencia que sea.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Columna en El Nuevo Siglo Noviembre 4 de 2011

Read my lips


Existe  una teoría en la educación según la cual una idea se debe repetir como mínimo 7 veces antes de quedar grabada en el disco duro del ser humano y ahí sí poder empezar a hacer las conexiones neurológicas necesarias para analizar, discernir y decidir.
Sobre esa base cobra significativa validez lo dicho por el Director de este diario en su editorial del miércoles el cual -con respecto a la debacle del Partido Conservador en las elecciones del domingo y la necesidad de hacer un serio análisis al respecto- cerró diciendo “así lo volvemos a reiterar, y lo haremos cuantas veces sea necesario hasta que quede perfectamente entendido”.
Claramente no es la primera vez que desde este diario se dan campanazos de alerta y se solicita un redireccionamiento de la colectividad, tampoco es el único medio en el cual esa crisis se ventila con asombro y estupor desde columnas de opinión y artículos de análisis. De tal manera empieza uno a dudar no sólo sobre la capacidad de hacer conexiones neurológicas que tienen los que dirigen al Partido, sino las motivaciones que hay detrás de su atornillada al puesto. Frente a las cifras, alarma sobremanera que el presidente del Directorio afirme que el conservatismo “sigue siendo una fuerza política importante en el país” y que él “está tranquilo con los resultados del domingo”.
El primer paso es dar una lectura correcta a los resultados electorales para plantear el camino a seguir. La cruda y dura realidad es que efectivamente hubo una debacle, y estuvo más que anunciada y prevista por las presuntas “aves de mal agüero”.
Si existiera un poco de voluntad de darle sostenibilidad al Partido Conservador, seguramente se manejaría con algo de criterio gerencial, lo cual a mi manera de ver es la única opción viable en este momento. Se deben analizar hechos y datos, hacer un diagnóstico con cabeza fría, tener un diálogo abierto y franco con los grupos de interés para identificar necesidades, y posteriormente plantear una estrategia a seguir, una manera de brindar satisfacción según lo dicte la dinámica del mercado.
El potencial para la colectividad es inmenso si se asume una posición realista. Yo estoy plenamente convencida de que Álvaro Gómez Hurtado, más que nadie, estaría haciendo las mismas críticas, abrazando oportunidades y buscando la manera de hacer del Partido una opción viable. También pienso que estaría de acuerdo en que un Presidente que no sabe interpretar las necesidades, deseos y expectativas de sus clientes se debe ir, antes de naufragar su barco.
@CarlinaToledoP

sábado, 29 de octubre de 2011

Columna en El Pais Octubre 29 de 2011

Amarguras y sinsabores

El proceso electoral que culmina el domingo deja una serie de sinsabores y grandes retos a futuro no sólo para quienes tendrán en sus manos el poder regional y municipal durante cuatro años, sino para aquellos que tienen alguna injerencia en lo que es la formación de líderes.
Nos enfrentamos a dos cuestiones que me preocupan sobremanera. La primera de ellas es el alto índice de abstención que se vislumbra habrá en estos comicios. Año tras año el tema es recurrente y no pareciera haber acciones conducentes a educar a los ciudadanos en la importancia de lo que es un voto y en la satisfacción que da el participar de manera activa en el ejercicio de la ciudadanía.
Ciertamente se suma a lo anterior el hecho de que muchos de quienes sí votan no perciben que haya cambios significativos en su calidad de vida y que por ende ni siquiera se justifica el esfuerzo dominical de salir a hacer fila y sufragar por quienes podrían dignificarlos pero parecieran hacer poco para ello una vez están en el poder.
Indudablemente son muchas las organizaciones que de manera consistente han buscado crear cultura y participación ciudadana, pero a mi manera de ver se han quedado cortas y es necesario buscar la forma de llegar de manera masiva y contundente a los más escépticos. Por otra parte, no basta con que las campañas que invitan al voto responsable se hagan únicamente en los meses previos a las elecciones. Eso a mi manera de ver son patadas de ahogado que aparecen cuando es evidente que los electores se van a equivocar, como es el caso de lo que se vaticina con la casi segura elección de Héctor Fabio Useche a la Gobernación.
Amargura también produce el caso concreto de Cali donde el número de personas indecisas según la última edición de Semana es del 31% de los electores, mientras que según la encuesta publicada por El Tiempo ayer es de 18,2%. Teniendo en consideración el amplio abanico de candidatos, cualquiera de las dos cifras es demasiado alta. Claramente lo que revela es que, salvo el candidato a la Alcaldía que puntea de manera amplia, los demás son una masa amorfa de candidatos sin capacidades de liderazgo ni de convocatoria.
En Cali y el Valle no hemos sido capaces de crear, ni de exigir figuras políticas que representen los intereses y necesidades reales de los ciudadanos. No se percibe un aglutinamiento de personas alrededor de ideas y propuestas y la implosión de los partidos políticos en Colombia sin duda tiene un efecto inconmensurable en ello. Esto requiere de un serio análisis interno de su parte.
En general el panorama actual poco difiere del de hace cuatro años. Abstención, apatía y falta de compromiso es lo que se respira en el ambiente. Como si no fuese suficiente, tal como dijo ayer Horacio Serpa Uribe en su columna en El Nuevo Siglo, o Maria Jimena Duzán en Hora 20 el miércoles en la noche, “No se vislumbra un rechazo colectivo a violentos corruptos, ineptos e inescrupulosos”, y la guerrilla, las bacrim, los paramilitares y el narcotráfico siguen siendo protagonistas de la realidad política de la ciudad, la región y la Nación.
Las advertencias de la MOE están cantadas, la Registraduría (aún en medio de una crisis de credibilidad de marca mayor) ha tomado algunas medidas para contrarrestar fraudes. La única opción es sufragar responsablemente el domingo, pero concomitante a ello es menester exigir de manera vehemente gestión en la construcción de ciudadanía y liderazgo.

Columna en Kienyke Octubre 28 de 2011

Bruja, con clase

La historia de la humanidad es rica en cuentos de mujeres que por una u otra razón han trascendido a su época y han marcado la pauta en distintos frentes. Muchas de ellas por heroínas o villanas, brujas o ángeles. Susana Castellanos de Zubiría escribió unos recuentos estupendos sobre muchas de ellas y en su búsqueda por “comprender la condición humana” reflejó gran parte de sus estudios en los libros Mujeres perversas de la historia y Diosas, brujas y vampiresas.
Recientemente, en un recorrido por las páginas de una biografía de Gabrielle “Coco”Chanel (The legend and the life, por Justine Picardie), concluí que pocas mujeres como ella están ligadas de manera directa al contexto histórico y político de su época, a través de la epítome de todas las manifestaciones femeninas: la moda. Ciertamente, Coco Chanel tendría más que merecido su propio capítulo en una de las obras arriba mencionadas.
Todas las mujeres adoptamos una tendencia en la moda que termina reflejando lo que en esencia somos, unas son atrevidas e irreverentes, otras hippies o hippie chics, las hay vanguardistas, retro, contemporáneas, neocontemporáneas y existimos también aquellas que por más que tratemos de innovar un poco, siempre terminamos en el ala de lo clásico. Ahí es donde inevitablemente las creaciones de la Casa Chanel son lo mío y estoy totalmente de acuerdo con su famosa máxima que dice “Black wipes everythingelse around” (el negro elimina todo lo que le rodea).
En el negro es donde comienza la fascinación por esa mujer impecablemente vestida, con sus infaltables chaquetas, perlas y cigarrillos. Una mujer que en sus diseños y todo su entorno logró plasmar la historia de su vida, la cual no tuvo un comienzo feliz y que como muchas brujas, vampiresas o perversas, tiene una historia extensa de soledad.
Chanel -también como muchas mujeres desde tiempos inmemoriales- afirmaba sabiamente que su “edad variaba acorde con los días y las personas con las que estuviese”, de tal manera, se sabe que nació el 19 de agosto, pero de un año completamente incierto. Fue también una voraz lectora desde sus años de adolescente cuando, absorta en las novelas románticas de Pierre Decourcelle, anhelaba vivir en esos mundos llenos de melodrama y amor. Años después confesaría que la respiración agitada y entrecortada con la que terminaba algunos capítulos de las obras del autor francés la hicieron “darse cuenta que fuera del secreto de la confesión, era un ser humano”.
Efectivamente vivió como todo un ser humano lleno de pasiones, sensaciones, amores y decepciones. Amante de la comodidad, la sencillez y la estética, también tenía una visión bastante crítica de la sociedad que la rodeaba. Apelando a su muy desarrollado sentido del olfato (el cual según ella adquirió cuando la obligaron a besar los labios del cadáver de su madre) decía que las cortesanas olían bien, pero que las damas de sociedad hedían. Sin embargo, de tanto venderle a esas damas de sociedad amasó una copiosa fortuna y dejó una casa de modas que persiste con la clase y el prestigio que tuvo desde su creación. De esa misma sociedad extrajo una significativa lista de hombres con quienes tuvo largas relaciones amorosas y que eran poderosos, ricos o con uno que otro título nobiliario, pero quienes a la hora de decidirse por una esposa dejaban a la costurera por alguien con más abolengo y continuaban como sus grandes amigos hasta el fin de sus días.
Boy Capel, el segundo de ellos, quien financió el comienzo de su carrera y murió en un trágico accidente, alguna vez le confesó: “Pensé que te había dado un juguete, lo que te di fue libertad” y ella lo reafirmó a Paul Morand quien escribiera sobre ella L´Allure de Chanel: “soy libre como un pájaro”.
Actualmente, quienes guían a los interesados por sus aposentos privados y la Casa Chanel del 31 Rue Cambon en París, dicen que su presencia aun se siente “al oscurecer, aun cuando las luces están prendidas, su imagen aparece en un espejo o sus pasos se oyen en las escaleras, muy suaves, muy discretas, pero tan veloces que nadie la puede alcanzar”. Finalmente, libre como toda una bruja o vampiresa, y ¡con qué clase!

Columna en El Nuevo Siglo Octubre 29 de 2011

Conservadores rojos

CON  la arrogancia de quienes se sienten con la verdad revelada, las directivas del Partido Conservador piensan que es acertado el rumbo actual de lo que fuera una gran colectividad y que aquellos en desacuerdo con su proceder no merecemos sino desprecio porque somos “aves de mal agüero”.
Esta debacle del Partido tiene dos aristas clarísimas, expuestas además por el ex presidente Andrés Pastrana en entrevista con Cecilia Orozco el domingo en El Espectador.
En primer lugar se encuentra el grave tema de su implosión ética por la “repartición” de bienes que hubo en la Dirección Nacional de Estupefacientes, además de otros escándalos en los cuales hay conservadores de “renombre” involucrados. Ante las evidencias, tiene razón el señor Pastrana cuando dice que “no entiende uno por qué la Justicia ha sido tan lenta”.
En segundo lugar está el desfase ideológico en el cual se encuentra el Partido y la desorientación política concomitante en que se encuentran militantes y simpatizantes. Como tengo la esperanza de que la Justicia asuma la responsabilidad que le corresponde en el corto plazo, debo decir que me preocupa sobremanera la masa amorfa y sin identidad que nos dejarán quienes se vayan. En la reconstrucción tendremos una gran responsabilidad quienes tanto lo hemos cuestionado y criticado.
Son demasiados años de estar dando la espalda a grandes realidades. El mundo ha cambiado y por ende algunos de los fundamentos de la ideología conservadora también deben replantearse. Temas como el aborto, la dosis mínima de droga y el matrimonio homosexual nos ponen a los conservadores jóvenes a veces en serias disyuntivas simplemente porque hoy más que nunca el mundo entero se ha abierto al tema de la verdadera justicia social y los derechos humanos en general, condiciones que a todas luces son inalienables en democracias sólidas como la que Colombia pretende ser.
En ese sentido consideramos que nadie, sea del Partido que sea, tiene derecho a extender su influencia hasta nuestras relaciones, nuestra habitación o nuestros cuerpos, como afirma Michael Tracey en la última edición de The American Conservative, al hablar de conservadores con visión progresista. Ahora nos dicen Blue Republicans, lo cual en términos criollos sería Conservadores rojos. Y aunque el presidente del Partido, José Darío Salazar, nos considere aves de mal agüero, somos muchos trabajando tras bambalinas por lograr preservar aquel Partido que para nosotros tiene un valor inconmensurable y desde el cual queremos dar auténtica cabida a los jóvenes, a la reconciliación y la visión de futuro.
De manera, señor Salazar, sepa que Andrés Pastrana no está solo.

@CarlinaToledoP