lunes, 6 de junio de 2011

El Nuevo Siglo, Junio 2 de 2011


Cali, rasgada de nuevo

Recientemente, a raíz de una ola de atracos a casas y apartamentos, fleteos, homicidios y hurtos callejeros se suscitó en Cali un debate acerca de la inseguridad y si esta era mera percepción o una realidad tangible.

El Alcalde Jorge Iván Ospina, respaldado por el líder cívico Rodrigo Guerrero, afirma que lo que se vive en la ciudad es una percepción de inseguridad y los números parecen sustentar su posición. ¨Todos los indicadores, salvo homicidios, disminuyeron respecto al mismo periodo del año anterior¨ informó Semana en su última edición, y aunque la cifra de asesinatos hasta el domingo pasado era de 747 (5 al día), muchos de ellos se deben al recrudecimiento de la perenne guerra entre narcos.

Indiscutiblemente la inseguridad no se puede, ni se debe menospreciar. Percepción o no, la realidad es que es anormal lo que Cali vive desde hace muchos años y he ahí el quid del asunto: existe un problema estructural que no había sido abordado de la manera adecuada.

Sin duda Ospina ha cometido errores, como por ejemplo destinar 20 mil millones de pesos a un programa de guardas cívicos cuyo fruto es imperceptible y también le ha faltado liderazgo en el ámbito nacional para visibilizar los asuntos relevantes de la ciudad. Sin embargo cuando hay dilemas de fondo, es innegable que las fallas vienen de atrás y son producto de una falta de visión y planeación de quienes en su momento pudieron haber generado cambio. En ese sentido, de la situación actual en Cali son corresponsables no solo las administraciones anteriores, sino aquellos terratenientes y algunos empresarios de la región quienes con tal de que no les vulneraran sus feudos, se hicieron los de la vista gorda frente a muchas anomalías y hasta las promovieron.

Es necesario en estos momentos de fragor poner todo en perspectiva. La solicitud de militarizar la ciudad que proviene de algunos sectores de opinión, es absurda, la convocatoria a marchas para descargar la ira contra el Alcalde, también. El Presidente Santos dijo en su más reciente visita a Cali que ¨hay pocos que tienen mucho y muchos que no tienen nada¨. Jorge Iván Ospina lo sabe y por primera vez en la historia reciente de Cali se busca cerrar las brechas de inequidad a través de importantes obras de infraestructura y un énfasis en educación. La construcción de 3 megaciudadelas educativas en zonas con los mayores índices de violencia, intolerancia e desigualdad son muestra de ello. Infortunadamente los resultados no son inmediatos. Entretanto, Cali está nuevamente rasgada por posiciones radicales.

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